lunes, 8 de febrero de 2010

NATURALEZA; LECCIONES AL PALO

Decía mi santa madre, que en gloria esté, una frase convertida en lapidaria a día de hoy: La naturaleza tiende a recuperar lo que se le quita.
Por muy cruel que parezca esto es así, nos guste o no nos guste. No es que la naturaleza tenga sed de venganza ni afán de jodernos la vida, pero no debemos olvidar que el nuestro es un planeta vivo como todo ser vivo tiene sus propias funciones de relación. A nosotros nos corresponde habitarlo en concepto de arrendamiento de acuerdo con las normas establecidas por el propio planeta.
Si todos pensáramos en la Tierra como un préstamo que nos han hecho las generaciones futuras, seguro que actuaríamos de otra manera.
Ta vez la primera burrada de los dioses consistió en permitirnos habitar la Tierra, pues visto lo visto damos la impresión de ser los animales menos inteligentes, pero una vez cometido el dislate, nos conviene empezar a actuar con unos miligramos de sentido común, si no queremos arruinarle la existencia a los que nos preceden.
Con demasiada frecuencia hacemos oídos sordos a las señales que el planeta nos envía, poniendo así en peligro nuestra propia supervivencia y no es necesario moverse muy lejos para encontrar ejemplos de lo que digo.
Cuando a finales de los setenta nos cayó una tormenta perecida a la de la pasada semana, una parte de Arinaga, que está construida sobre la desembocadura del Barranco de Balos, quedó prácticamente inundada porque los “inteligentes” que construyeron la avenida ignoraron que en Gran Canaria cuando llueve se raja el cielo, aunque solo sea una vez cada cinco años y se “olvidaron” de poner los necesarios desahogos. Si de aquel suceso se hubiera extraído alguna lección, es posible que en la actualidad se hubieran evitado situaciones como las periódicas invasiones del mar en dicha avenida, la inundación de Maspalomas, los desastres de Santa Cruz de Tenerife o las espectaculares imágenes del hotel Tabaiba Playa. No es necesario ser una lumbrera para percatarse de que el citado hotel está en la mismísima correntía de un barranco, por muy corto que sea. El agua siempre busca el camino más fácil y si usted intenta cambiarle el curso, o lo hace de forma inteligente o ella se le meterá por la puerta y saldrá por una ventana. ¿Se acuerdan de Tasarte? Pues en el municipio de la Aldea saben de lo que hablo desde mucho antes, concretamente en el invierno de 1952-53, cuando la defectuosa cimentación del puente de la playa y la abundancia de agua se unieron para arrancarle un trozo lo suficientemente grande para dejar incomunicada la Aldea durante una buena temporada.
Dice don Domingo Segura, uno de los mejores “esteleros” que he conocido, que el agua llega a Gran Canaria de la mano de “Cha Lijandra” o hablando en términos meteorológicos, el tiempo del Suroeste. Esta situación meteorológica se produce cuando el Anticiclón de las Azores se desplaza hacia el noroeste de Europa y deja vía libre a las borrascas atlánticas.
También dice don Domingo, Dominguito para los allegados, que cuando ese tiempo entra se debe tener mucho cuidado porque suele causar destrozos.
Como pueden comprobar, las alertas no son de ahora, siempre existieron, solo que a estas alturas, los medios de comunicación nos ponen al día con mayor rapidez.
Una referencia más para acabar. Si los granitos de arena que hay en Las Dunas de Maspalomas los hubieran marcado en su lugar de origen, podríamos comprobar que en algún momento estuvieron en la playa de las Canteras y que la desaparición de la arena amarilla en Maspalomas tiene mucho que ver con el muro de edificios construido en el Istmo que une Gran Canaria con la Isleta. Por eso ahora la arena no pasa a las Alcaravaneras y se acumula hasta hacer desaparecer la barra.
Parece que los dioses nos dieron la capacidad para modificar el entorno, pero nos nos dieron la inteligencia suficiente para hacerlo en condiciones. Eso, o el afán de lucro es mayor que las ganas hacerlo con seguridad.

Como amenazaba en un comentario de la anterior "filípica", aquí traigo la receta de la tortilla guisada, que de forma magistral interpreta mi amigo Anselmo.

LA RECETA.-
Tortilla guisada
Ingredientes para 4 “comientes”.-
8 huevos
4 papas grandes
1 manojo de perejil
1,5 kg de tomates bien maduros
1 cebolla
1 pimiento verde
2 ajos
1 hoja de laurel
1 ramita de tomillo
Aceite
Sal

Modus “tortillandi”
Póngase en un sartén o cazuela un poco más grande que la de la tortilla el laurel, el tomillo, los ajos, la cebolla y el pimiento finamente picado o al modo que la cursilería llama “brunoise”. Cuando empiece a dorarse la cebolla, añádasele el tomate pelado y desprovisto de las partes duras, lo de quitarle la semilla es optativo. Cuando el refrito esté tomando aspecto de salsa de tomate, lo apartamos del fuego y reservamos para dedicarnos a la tarea de componer la tortilla.
Supongo, llegados a este punto, que en la casa hay al menos una persona con habilidades “tortilliles”, que batirá los huevos y los mezclará con las papas previamente fritas, añadiéndole el perejil bien picado y haciendo una tortilla con el interior poco cuajado.
En ese momento, pondremos a fuego lento la cazuela con el sofrito y depositaremos la tortilla sobre el mismo, intentando que la cubra entera. Si por cualquier razón nos hubiéramos quedado cortos con la salsa, podemos aumentarla con un bote de tomate frito. Cuando por la parte central de la tortilla empiece a ponerse roja y salgan burbujitas, es el momento de retirar el sartén del fuego y dejar que repose durante cinco minutos. Yo, que la he probado caliente y fría, puedo decir que esta rica de las dos maneras.
Si el día que elijan para hacer la tortilla,¡Oh casualidad!, hubiera en la nevera un par de rodajas de sama, cherne, corvina o cualquier otro pescado de orden, las desmenuzan y las usan para acrecentar la tortilla. Seguro que me van a tener en cuenta en sus conversaciones culinarias.