lunes, 14 de diciembre de 2009

UN TUERTO ES UN TUERTO, POR BIEN QUE VEA CON EL OJO BUENO

Cuando alguien ocupa un sitio que no le corresponde, tarde o temprano acaba cayendo del pedestal donde se ha colocado.
Este es el caso de Marruecos. Jaleado por las concesiones hechas desde Europa, la permisividad de Estados Unidos por aquello de que un sultancillo de tres al cuarto fuera el primero en reconocerlos como país y por las pequeñas mejorías  conseguidas a base del dinero llegado de fuera, se han aupado hasta un lugar ficticio y carente de todo fundamento. Si a esto le sumamos unos tímidos esfuerzos para frenar el fundamentalismo islámico, ya me gustaría saber que islamismo no es fundamentalista, o la "vigilancia" para que solo pasen pateras con saharauis a bordo, ya tenemos todas las patas de taburete donde se ha subido este sultán con ínfulas de emperador que nos ha tocado como vecino sureño.
Precisamente eso le ha pasado en estos días a Mohamed VI y su corte de lacayos disfrazada de gobierno. Una mujer, enorme humillación para la mentalidad medieval de estos sujetos, ha provocado un siroco de consecuencias incalculables. Una débil mujer a la que, ayudados por la incompetencia de la Delegada del Gobierno en Canarias y sabe Dios quién mas, han intentado derribar, les ha plantado cara y los ha puesto en su sitio. Los ha bajado del pedestal en el que injustamente y haciendo trampas, se habían colocado.
Dicen que Marruecos tiene miedo a que cunda el ejemplo de Rosa Diez y se presenten más parlamentarios españoles en las casa de los activistas saharauis. Ojalá sea cierto. ¿Quién podría impedírselo si son ciudadanos de la potencia administradora del Sahara? ¿Por qué puede Marruecos ocupar un territorio que no le pertenece usando la fuerza de las armas y no pueden acceder al mismo territorio los pacíficos parlamentarios españoles? ¿Alguien duda que si la potencia administradora fuera el  Reino Unido, hace rato que el ejercito de su Majestad Isabel II habría puesto a la tropilla marroquí en la frontera del Sahara con un par de patadas en el trasero?
El caso de Marruecos es el de un tuerto en el país de los ciegos, pero encima es un tuerto con el ojo bueno prestado. Si no fuera por la deslocalización de empresas Españolas tales como Indo y tropecientas más, seguiría estando en una situación casi medieval. No tanto por la falta de recursos, sino porque estos están mayoritariamente en manos de la familia real a través de sociedades interpuestas y chanchullos miles.
De cualquier manera ser un tuerto en el país de los ciegos no convierte a Marruecos en "ojo de halcón", solo sigue siendo eso, un tuerto.
Cada cual debe ocupar en el concierto mundial el lugar que le corresponde y si no lo ocupa por las buenas, la cruda realidad lo colocará por las malas. El que hace las cosas bien, nada debe temer pues la historia lo colocará donde le corresponde, pero a quien hace las cosas mal, Marruecos es un ejemplo de ello, tarde o temprano la historia le pasa factura.
En aras de un falso patriotismo, la monarquía alauita, ha puesto una venda en los ojos de su pueblo. Hasta los opositores más irredentos han cerrado filas para reivindicar un territorio al que la manipulación histórica oficial, ha inventariado como suyo, pero no se puede engañar a un pueblo entero todo el tiempo y eso lo saben los asesores de Mohamed VI. DE ahí la ofensiva diplomática sin precedentes desplegada por toda Europa y en España en particular. Lo de Canarias ha sido espectacular, no en vano, gracias a la información de los servicios secretos marroquíes, saben que aquí se ve con buenos ojos la existencia del Sahara Occidental como país independiente.
La independencia del Sahara es necesaria por varias razones entre las que destacaré dos:
La primera porque es justo y le asiste el derecho y la segunda, porque si Marruecos consolida su posición en el Sahara, la siguiente reivindicación será Canarias.
Nadie debe olvidar que hasta la isla de Tenerife entra dentro de las 200 millas que reclama Marruecos como aguas jurisdiccionales, cosa que España nunca ha rechazado de forma contundente, pues si así lo hiciera ya habría declarado como aguas propias los espacios marítimos interinsulares.
Basta ya de actuar con temores frente a Marruecos. Ni fue un país amigo en el pasado ni lo es en el presente, ni lo será en el futuro.

LA RECETA.-
Algo que me vino a la mente en esta fría mañana de otoño, con un sol que parece de neón, son las migas que hacían mis padres y me refiero a buenas migas en los dos sentidos, porque se llevaban muy bien. De ahí precisamente proviene la frase "hacer buenas migas. No en vano es un condumio para comer en compañía y compartiendo plato. No sabría decir cual de los dos las hacía mejor, pero si que estaban riquísimas.
Una de las ventajas de estar viajando continuamente, cambiamos de 11 veces de domicilio y 6 veces de provincia en 24 años, es el engrosamiento de la cuenta gastronómica que se produce, entre tantas, las migas son un referente.

LOS LADRILLOS PARA LAS PAREDES DE CUATRO ESTÓMAGOS AGRADECIDOS.
1Kg de pan del día anterior. Si es posible en una sola pieza, por aquello de la cantidad de miga.
250 grs de panceta bien picadita, si es ibérica mejor.
200 grs de chorizo, tres cuartos de lo mismo que la panceta.
1 cabeza de ajos.
2 pimientos verdes grandes.
1 vaso d aceite de oliva virgen extra, que ahora está baratito y se puede.

¡MANOS A LA OBRA!
Pica muy finito el pan y humedécelo, sin pasarte.
Pon en un sartén grande el aceite de oliva y fríe en este orden ajos, pimientos, chorizo y panceta. Resérvalos en un plato. Con el fuego al mínimo, echa el pan en la grasa resultante y empieza a remover lentamente hasta que se vayan haciendo bolitas. Mientras más lento sea el proceso, mejor saldrán las migas. Cuando el pan haya perdido toda la humedad y empieza a tomar un tono dorado y brillante, añadir los otros ingredientes y seguir removiendo hasta que l mezcla tome una consistencia homogénea y... ya está. Lo suyo es un buen vaso de vino tinto, pero el café con leche no le sienta nada mal.
No es un plato para días de verano y menos en Canarias, pero te aseguro que para los días fresquitos y sin abusar, es algo que recompone el cuerpo.