viernes, 19 de noviembre de 2010

SIENTO VERGÜENZA AJENA

Reconozco que tanto la actitud del Gobierno Español, frente al flagrante atropello cometido por el sátrapa que sojuzga al indefenso pueblo saharaui, como las declaraciones de José Luís Rodríguez Zapatero, en calidad de presidente de todos los españoles, además de producirme una profunda vergüenza, me hacen sentir pánico ante la que se nos avecina.
Que Marruecos nunca ha sido un vecino cómodo para España, es un secreto a voces en todos los mentideros, y no tan mentideros de la diplomacia internacional, pero de eso a la bajada de pantalones en público de Zapatero, va un abismo infranqueable.
¿Cómo se le puede llamar relación de buena vecindad al continuo chantaje ejercido por Marruecos, amenazando con dejar pasar a cualquier inmigrante subsahariano que aparezca por su territorio?
¿Cuándo Zapatero dice que la relación con Marruecos es prioritaria, significa en realidad que el presidente de todos los españoles va a seguir bajándose los pantalones a la orden del Palacio del Elíseo y la Casa Blanca?
Después de todo, estos interrogantes resultan intrascendentes, porque lo que de verdad da miedo en esa priorización de las relaciones, es la posibilidad de que mañana se le ocurra al baranda de Mohamed reclamar las islas Canarias como territorio propio. Si Zapatero y los sucesivos gobiernos que le antecedieron han sido capaces de plegarse a los caprichos de este dictadorzuelo de fes y chilaba, ¿Por qué debo pensar que en el caso de Canarias sería distinto?
Entre las víctimas de la barbarie alauita hay dos ciudadanos españoles, uno muerto y el otro salvajemente torturado.
Mientras tanto, nuestros más altos representantes en la cosa exterior, hacen oídos sordos. Ella, Trinidad Jiménez, debe ser que no domina mucho el tema del Magreb, puesto que al parecer anda más ducha en los temas de América Latina.
El, José Luís Rodríguez, que no tiene nada que ver con el puma, parece que de León ha pasado a gatito doméstico por efecto de la Alianza de las Civilizaciones.
El pobre ha confundido la jodida alianza con bajarse los pantalones a la orden del almorávide de turno. Que no digo yo que Don Pelayo deba resucitar, pero de eso a las formas y el fondo de nuestras relaciones con el traficante, perdón asesino, joder, quise decir sátrapa de Rabat, hay un abismo del tamaño de las hoces del Cabriel.
Con esto no quiero decir que el sea culpable de la situación. Antes que el actuaron de igual manera con el tema del Sahara Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar, pero este es su momento histórico y requiere una actuación acorde con el atropello a un pueblo que nunca ha aceptado ser vasallo de Marruecos. Si España es la potencia administradora del Sahara, que lo es según mandato de la ONU, y Marruecos ha violentado esa situación, habrá que decírselo sin malos modos pero clarito.
Yo desconfío de todos los gobernantes que ha tenido España, sean demócratas o no. Todos han acabado cediendo al chantaje de esta dinastía de mercaderes tramposos. Mi desconfianza llega hasta el mismísimo rey que, aunque no gobierna, puede y debe sacar la cara por aquellos que en su día fueron habitantes de una provincia española, con los mismos derechos y deberes que el resto, lo cual no evitó que cuatro bandidos españoles la entregaran y abandonaran a su suerte con deshonor.
Pero todo lo dicho y desdicho en estos días, me quedo con la superfrase de “Sita Trini”. Ella, la máxima representante de nuestra diplomacia, dice que “condenar a Marruecos sin pruebas traería consecuencias”. ¿Acaso nos van a bombardear con semilla de Argana?. Si se refiere a que nunca han cogido a ningún militar marroquí violando a una saharaui o torturándola tiene razón, pero me basta el testimonio de la victima para condenar el hecho. Si se refiere a que nadie vio la bala disparada por el policía que asesinó a Nayem Elgarhi, un inocente de 14 años, es cierto, pero me basta con el muerto como mudo testigo.

Por todo ello me pregunto y me atrevo a responderme con desasosiego.
¿Qué Canarias no se vende?... Eso está por ver. Todo depende de hasta donde le quieran hacer el gusto desde Francia o Estados Unidos al sátrapa alauita.

LA RECETA.-
Si hay algo en lo que nunca nos hayamos puesto de acuerdo los canarios, es en la elaboración y en los ingredientes del potaje de berros. Salvo el acuerdo generalizado de que lleva berros, lo demás es motivo de discrepancia, cuando no de apasionada discusión entre ron y ron. Es esta una comida que muchos reivindican en la actualidad, pero no fue así siempre. Hubo un tiempo en que se consideraba comida de gente con pocos teneres.
La versión que les dejo es de una bisabuela mía, que a decir de muchos era cocinera de gran fama entre la gente pudiente. Según cuentan, cada vez que el Conde de la Vega Grande se hospedaba en la Casa de Telde, la llamaban a ella para que oficiara en los fogones.
El potaje de Britito, que así apodaban a la Bisabuela Antonia, reinterpretado en cientos de ocasiones por su nieta, mi madre, lleva los ingredientes que a continuación se detallan y de los que no pondré cantidades porque cada familia es un mundo y cada quien sabe para cuantos guisa.

Ingredientes:
Papas.
Batata.
Ñame.
Calabaza.
Piña de millo.
Calabacino.
Judías tiernas.
Berros.
Ajos.
Cominos.
Costilla salada, o fresca dependiendo de la tensión arterial del personal.
Tocino.
DE CÓMO SE PERPETRA EL HECHO.-
Haga el favor de desgranar primero las judías tiernas, pues meterlas en el caldero con la vaina sería cosa de muy mal gusto.
Como supongo que la mayoría de la gente no tiene el tiempo ni las ganas de pasarse 2 horas delante del caldero, propondré que la cosa se haga en olla a presión, lo cual resta apotajamiento al producto, pero permite disfrutar de el en menos tiempo.
Ponemos en la olla las cantidades apropiadas, según número de comensales y capacidad del recipiente, no vaya a ser que acabe el potaje regando las paredes de la cocina, por aquello de las presiones de la endiablada perola moderna.
Suponiendo que los comensales sean 4 pondremos ½ kg de papas, ¼ kg de calabaza, dos piñas de millo, ¼ kg de ñame ¼ kg de batata 1 calabacino mediano, ½ kg de costillas de cochino, si no se dispone de costilla, se puede usar ½ kg de carne de cochino fresca y ½ kg de berros. Se añade un vasito de aceite de oliva, el agua que sobrepase un dedo por encima de los ingredientes y se pone al fuego hasta que empiece a hervir. En ese momento añadiremos un majado hecho con los ajos, la sal, los cominos y 100grs de tocino. Se tapa la olla, se le pone la válvula y se deja media hora desde que empiece a dar vueltas el artilugio.
La olla a la que me refiero es la de toda la vida, así que ignoro cuánto tiempo puede tardar en esas que llaman rápidas.
Si la cosa fuera en caldero, ya saben que se van poniendo primero las cosas más duras, berros, judías, ñame, calabacino, piñas, carne el majado de tocino y después las papas y la calabaza.
Si las autoridades sanitarias lo permiten, el asunto lleva su pizquito de ron antes de empezar, su gofio amasado o bien "jalado" de cuchara en el propio plato y su botellita de agua fresca para despues de la faena.